Que bueno, que nos recuerden que hay que mirar y tocar a los enfermos. Soy cirujana y literalmente ponen su salud “en mis manos” ; así que además de la exigencia técnica y de aprendizaje, los pacientes se merecen atención, dedicación y que estemos dispuestos a escucharles.
En una ocasión una paciente, antes de irse de alta me dijo: “Gracias, me he sentido muy bien cuidada”, es uno de los mejores regalos que me han hecho.
Por: Cristina Fernández Martínez
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